Reliquias

Yo, he llegado, moderando mi avidez, altivo e indubitable. A bocajarro, he agitado tus suplicios. No puedes luchar contra un gigante que desarbola lo que a su paso encuentra. No puedes vestirte como cada mañana, ni lucir tu sonrisa. No puedes sonreir igual.

Tú, has revuelto el desván y has rebuscado, entre polvorientas cajas de madera, no se qué cromos, ni qué olvidada música, ni qué descolorida foto o qué trozo de ágata. Te has reencontrado con antiquísimas cartas, con postales ajadas y manchados cuadernos de dibujo, y con las pardas cubiertas de aquel libro en el que guardabas entre su páginas, flores planas y secas. Y no sabes a qué ese estrépito y esa búsqueda, que desconcierta tu presente y vulnera tu orgullo y tu experiencia. Encandilada por un abstracto sortilegio impronunciado, vas recogiendo los pétalos de rosa que, contritos, abandoné en la playa.

Yo, aspiro a ser espina y a dolerte.

Me has hecho soñar...

Y es en verdad que al fin soy esférico. Desterrando el vasto espacio planar, navego en infinitos universos vectoriales. Había educado mis movimientos, todos mis procesos, a un entorno erróneamente limitado por la subjetiva torpeza perceptiva de coordenadas rectangulares. Ahora puedo alcanzar lo inalcanzable, encender y apagar a mi antojo cada estrella, crear de la nada y destruir lo indestructible...

He departido con sabios, con profetas y con los muertos. He recorrido las trece ramas del averno. He detenido el tiempo y he sublimado océanos de gomoso azufre verde en letales y perennes nubes de gases multicolor. He excavado las más inexcrutables simas y he anegado vastos eriales por acreción a mi voluntad. Todo gira...

Y poseo y atesoro la verdad absoluta. Apaciguo el hambre y la sed si así me place, o doblego y domino titánicas fuerzas a mi capricho y deseo.

Soy venerado y adorado por mi insondable entusiasmo infantil...

Ruleta Rusa

Soy muchos y uno solo. Aquel que emergió tras la metamorfosis, el que hoy reconoces, en el que te miras. Y he sido y soy todos a la vez. Los que aprehendieron realidades, los que vivieron sueños imposibles, los que se avergonzaron. Y he sido sólo aquél, el que lloró hasta que los ojos se le hincharon y arañó con las uñas la dura pared. Soy uno, y soy tantos otros... Soy eterno y he plantado, también, mi eternidad en ti, aunque tú no lo quieras. Estás, estoy ahí. Soy distinto al mundo y soy distinto a ti. Soy indivisible y, no obstante, tú me escindes, y me escindo por ti. Me quitas la vida, me alimentas, me escueces, me das alivio y paz, me desconsuelas, me haces añorarte, navego en ti y me ahogo, me matas de sed y me ofreces el agua mas fresca que he probado...