miércoles, 3 de enero de 2007

Flores rojas


Mi abuelo tenía un gran sentido del humor. Decía que había nacido kurdo en una tierra libre. Luego llegaron los otomanos y le dijeron: Tú eres otomano. [...] Cuando el Imperio otomano cayó, pasó a ser turco. Los turcos se fueron y él volvió a ser kurdo en el reino de Sheik Mahmud, rey de los kurdos. Al llegar los ingleses, mi abuelo se convirtió en súbdito de Su Graciosa Majestad, e incluso aprendió algunas palabras inglesas. Los ingleses inventaron Irak. Mi abuelo se convirtió en iraquí, pero jamás llegó a comprender el enigma de aquella nueva palabra, Irak, y, hasta su último aliento, nunca se sintió orgulloso de ser iraquí.