Anhelando tu compañía,
te busco cada noche con palabras.
Existes, respiras,
sueñas, sobrevives.
Simultánea...
Y te tiendo largos puentes.
Por eso te busco desde esta ubicación perdida,
queriendo creer a ciegas
que sólo aquí tú me piensas,
que nadie me alcanza, salvo tú.
Como faro de Rodas
me mantengo encendido,
animando tus ojos...
Pero mientras no te decidas
a besar mis orillas,
sigo tejiendo mil memorias de naufragios.
Y pertrechado, para consuelo mío,
donde únicamente yo tengo acceso
a través de mis puentes,
te convoco a nocturnos encuentros
para contarte de estrellas, de elefantes
y vértices.
Mimando cada regreso,
me aventuro en la noche
interpretando nuevos puentes,
porque igual que sirven para diseminar mi esencia,
podrían servir también para atraer la tuya.
