lunes, 10 de marzo de 2008
A Tidal Wave of Change
Superaré todos los embates,
como hasta ahora he cumplido.
Y seguiré, a pesar de las acometidas,
irguiendo la mirada.
El orgullo de mi estirpe me precede.
No me aman por mi torso o mis ojos almendrados,
sino por mi sino, por la aflicción eterna
de los que me antecedieron.
Confunde mi distancia,
y mi mirada puede hacer temblar el mar.
Y mi lengua desgrana vainilla apetitosa.
Por eso, ufano, yergo la cabeza.
Igual que el alcaudón junto a su despensa,
te conjuro a que me enjuicies.
Me amenaza la hoguera,
pero los obstinados merecemos fuego y gloria futura.
Quien lo ha entregado todo,
entrega, sin dudarlo, la vida que le queda.
Donde está la locura, el amor y la carne,
está también la muerte.
Y aunque la vida inunda incluso
los rincones de la casa del lago,
no me pidas renuncias.
Quizás, únicamente la espera.