viernes, 23 de mayo de 2008
La plaza de los héroes
Esta mañana me has imaginado paseando por plazas con estatuas de bronce que conmemoran hazañas y victorias, absorto y detenido entre fachadas de piedras milenarias, atravesando puentes inundados de azul o escuchando leyendas de los reyes magiares. Me has visto embebido del aroma del incienso de una iglesia que fue mezquita un día, o viendo, desde lejos, la espléndida visión de un Danubio inundado de dorados destellos, tragado por un noche oscura, interminable. Y no me envidias por visitar lejanas ciudades, las envidias a ellas porque yo las recorro.