jueves, 3 de abril de 2008

En la tierra de Dante


Corona mis mejillas de amapolas
y a solas, ponme en jaque.
Puedes confesarme si aún queda
algún lugar donde nunca te besaron.

Sí. Soy capaz de albergar en mis manos
cualquier secreto que me revelaras,
o alumbrar cualquier llama
que pusieras a cuidado.

Deseo que inflames mi cuello con tu aliento.
Hazme sentir que estás, que no te irás.
Amóldate a cada una de mis vértebras
y sitia mi cintura, bajo el azote rendido
de tus dedos.

Y confiesa.
Contágiame tu inocencia.
Dime si existe algún milímetro de piel
que la caricia anhelada no haya gozado.
Y déjame estampar, con los ojos cerrados,
mi beso, distinto y único.

Suelda tu pecho al mío.
Cruza tus brazos sobre mis escápulas.
Atrápame.
Enreda tus tobillos en los míos,
y susúrrame
que nunca te besaron como te he besado.
Hazme sentir que estás, que no te irás.